A veces el vértigo de no saber lo que nos espera nos enfrenta a fuerzas que están fuera de nosotros mismos, pero todo parece indicar que hay que tener fe. ¿Fe en quién o en quienes? ¿Fe en qué? Cuando avanzan tempestades, ejércitos o meteoritos y lo único que nos habita es el vértigo hay una nada que nos vuelve a dejar a la intemperie y solo queda la determinación para llegar al otro lado de la lucha humana. El universo parece decirnos: esto fue el mundo, tu mundo. Recuérdalo más allá del tiempo. Y sabemos que nadie vendrá a rescatarnos. Y, al parecer, todo se resume a la inmaterialidad del hombre moderno frente a las adversidades. Nadie está preparado para hacer lo necesario para sobrevivir, más allá de la influencia de los medios de comunicación masiva o el constructo de las sectas o las religiones. ¿Quién es responsable por nuestra vida? ¿Quién tiene la culpa de nuestro propio desasosiego?
